El diario
ANA KAREM VÁZQUEZ ORELLÁN
Una madrugada como cualquier otra Sedonio, se levantó como ya era costumbre a las 4 am a tomar una taza de café y reflexionar… ¿Su vida? No tenía la menor idea de lo que había ocurrido en su pasado, era víctima del síndrome de alzhéimer; conservaba un diario con sus más sutiles recuerdos: la fecha de su nacimiento, el nombre de sus padres, su soledad, entre otros muchos recuerdos y sucesos de su vida y por supuesto, su profesión, era escritor.
Esa madrugada, esa en especial abrió su diario para recordar quién era, o al menos quien había sido. Doblando las hojas del diario leía detenidamente, cuando escucho un quejido – Oye eso duele- le dijeron. -¿Qué te duele? ¿Quién eres? ¿Sabes quién soy yo?. dijo Sidonio asustado –¡Me duele que me dobles Sidionio!, soy tu diario, mi nombre es Hasim. Y obviamente se todo sobre ti.
Extrañamente el diario había hablado, para Sidonio no era algo relevante, ya no podía distinguir entre la realidad y la coherencia. Sidonio le dijo –Acaso, ¿Eres un libro parlanchín?- Riéndose en la oscuridad. –No en realidad, si lo fuera, te hubiese hablado hace muchos años ya. Pero hoy, es una ocasión especial. Hoy es el noventa aniversario de tu nacimiento. Debía felicitarte.
Sidonio sorprendido por su edad, corrió a un espejo a percatarse de que efectivamente, su piel ya denotaba un ciento de años, o quizá, un poco más. La rigidez de su piel, la canosidad de su poco cabello, y la tristeza de su mirada. –Efectivamente Hasim, creo que ya estoy viejo, ¿Cómo es que jamás me di cuenta? ¿Cómo se me fue el tiempo entre las manos?. Hasim le respondió –No midas la vejez por tu apariencia, mídela por tu mentalidad, en tu caso vuelves a nacer cada día al ir aprendiendo como vivir tu vida.
-Pero de que me sirve, nacer cada día, si consecuentemente al despertar muero. Eso no es vida. Tu, tu tienes más vida que yo, vives de recuerdos de historias que no son tuyas pero puedes hacerlas a tu manera. Sidonio, en su tristeza dijo al diario Hasim – Cuéntame sobre mí, dime algo que alguna vez me haya hecho sobresalir en la sociedad.
El diario soltó una carcajada, y le dijo -¿Pero por que a los humanos les gusta sentirse importantes?… Bien te contare una historia especial –En aquellos años de tu juventud, escribiste un libro llamado “El diario”, lo redactaste en poco más de un año. Volviéndome yo tu mejor amigo, tu compañero y tu conciencia.
Hoy querido amigo solo desperté para decirte que fuiste exitoso, si es lo que deseabas escuchar, y que a pesar del éxito, fuiste olvidado como todos a su vez. Tan olvidado que en estos momentos nadie concebiría creer que un fantasma y un diario mantiene una conversación…
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